Uno de los lugares más seguros que mi bebe tuvo fue mi
vientre, y sí! allí nadie podría hacerle daño. Era su hogar mientras se
formaba. Desde allí todos lo cuidamos y le dimos nuestro inmenso amor. Las vitaminas,
las palabras y las caricias nunca dejaron de estar presentes…
También, mi doctor puso su empeño, su mayor esfuerzo, agotó
todos los recursos posibles para investigar y tratar de cambiar las cosas. Su
trato fue muy valioso, cuido mi embarazo de una manera especial. ... Sin
embargo Dios lo quería con él y así debió ser.
Hoy día, mi chiquito Ignacio está en un lugar donde sé que
será feliz, me siento confiada de que nada le ha de pasar, mi Dios lo cuida en
el cielo.
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