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miércoles, 5 de marzo de 2014

Saberte feliz es mi consuelo

Amanece; solo hay frío, y un vientre vacío que miro al espejo. 
Ya no somos dos solo quedo yo. 
Toco mi vientre; ahora plano;
con mis manos busco sentir ese temblor divino que causaron tus movimientos. 
Nada se mueve, solo hay quietud.... pero saberte feliz es mi consuelo.

Mi cuerpo llora a través de dos pechos que duelen llenos para ti,
las lágrimas de mis ojos brotan solas con cada recuerdo, 
te busco en mis brazos y solo hay vacío...pero saberte feliz es mi consuelo.

Sin importar que día a día sigue muriendo un pedacito de mi al no tenerte, 
lucho conmigo misma, finjo ser fuerte, debo levantarme por ti 
y quiero pensarte con amor porque al final de todo... saberte feliz es mi consuelo.

Entonces cierro mis ojos, te siento saliendo de mi, te tomo en mis brazos, 
siento latir tu corazón en mi pecho y puedo darte un beso. 
Si, es mi imaginación, pero aun así es nuestro momento mas especial, 
se que lo vives conmigo cada vez que cierro mis ojos.

Amanece de nuevo... aun te extraño; pero se que estás bien, 
volando, acompañado de angelitos y de Dios, 
saltando de nube en nube, divirtiéndote en un arco iris, siempre sonriendo... 

Y solo en ese pequeño instante puedo sonreír de verdad... porque saberte feliz es mi consuelo.







Escrito para ti mi pequeño Ignacio, con todo el amor del mundo. Feliz primer mes... 

martes, 4 de marzo de 2014

Pregunta a mi mami como esta?

Pregunta a mi mami como esta
Mi mama te dirá un montón de mentiras,
Que nunca dijo antes,
Pero desde ahora hasta morirse,
Ella te dirá muchas más.

Pregunta a mi mami cómo está
Y por no poder explicarlo
Ella mentira un poco
Al no poder describir su dolor.
Pregunta a mi mami cómo está
Y ella dirá "estoy bien",
Si esa es la verdad entonces dime
Porque llora todas las noches?

Pregunta a mi mami cómo está
Ella parece afrontarlo bien
Ella no tiene más opción
Ni la fuerza para gritar.




"Porque todas hemos mentido muchas veces para ocultar nuestro dolor" Mami Elena

Autor: Desconocido
Fuente: Pinterest
Pregunta a mi mami cómo está
"Estoy bien, estoy bien, lo estoy manejando"
Por el amor de Dios mami
Solo di la verdad, solo di que tu corazón está roto.

Ella me amara toda su vida,
Yo la ame toda la mía,
Pero si le preguntas cómo está,
Ella solo mentiría.

Yo estoy aquí en el cielo,
No puedo abrazarla desde aquí,
Si te miente no la escuches,
Abrázala y sostenla cerca de ti.

El día que nos encontremos de nuevo,
solo podremos sonreír,
Y diré "mami tienes suerte de estar aquí,
Después de tanto mentir"…

domingo, 23 de febrero de 2014

El breve espacio en que no está!!

Una mujer embarazada no pierde un bebé. El bebé se muere y la deja rota, amputada, con la casa llena de objetos sin sentido, las miradas de lástima de la parentela y la negación y el silencio de los que consideran que de eso no hay que hablar.
La muerte de un hijo en el útero es tan muerte como cualquier otra y el dolor es tan grande como si ese hijo hubiera muerto en su cuna o en un accidente de tránsito o de una enfermedad o de hipotermia escalando el Aconcagua; pero los demás no soportan no saber qué decir y por lo tanto dicen pavadas o no dicen nada, ni siquiera los pésames de compromiso.
Un entierro rápido, un silencio que se corta a cuchillo, una soledad inmensa y el vacío. Donde antes latía la vida ahora hay un hueco helado, una cicatriz para siempre, un vientre desalojado. Y encima de todo la expresión “perdió un bebé”, como si no lo hubiera sabido cuidar, como si fuera su culpa, como si no fuera la puta suerte, la perra vida.
Y pasa, pasa todo el tiempo; en el mismo instante miles de mujeres en el mundo paren hijos muertos y arrastran el dolor profundo de toda madre a la que se le muere un hijo, pero mucho más incomprendido, silencioso y solitario. Como si fuera poco, se siente culpable, porque todos dicen “perdió el bebé”, porque la miran como si debiera algo, como si estuviera en deuda con el padre, los tíos, los abuelos de esa personita que se fue antes de haber llegado y dejó a todos con los peluches y las batitas en la mano.
Pero vos no llores, porque vas a tener otros hijos. No llores, porque total sos joven. No llores, porque tenés un marido que sufre al verte llorar. No llores, porque no hay mal que por bien no venga, Dios sabe por qué lo hace. Si no nació tal vez es mejor. Así no sufre. No llores, porque a todos les fastidia verte llorar. Excepto para la madre, para los demás, después de un tiempo, la vida sigue como si no hubiera pasado nada. Ni siquiera lo olvidan porque no hay recuerdos. Para la madre sí, queda el recuerdo del cuerpo habitado, de la espera, de las ecografías, de los cuidados, de los sueños, del nido armado para un pichón que voló antes de romperse el huevo, y el amor, el inmenso amor que también fue gestando y que ahora no encuentra dónde, no encuentra cómo, no encuentra a quién entregar.
Escribo esto y sé que te estoy fallando. Me pediste palabras de consuelo y no las tengo. Creo que no existen. Sólo encuentro palabras para describir tu dolor y acompañarte, comprenderte, llorar con vos y tratar de convencerte de que tu angelito voló hacia el lugar donde viven los bebés que no aprendieron a respirar en este mundo, durmiendo en camas de algodón de azúcar, arrullados por las canciones de cuna de todas las madres que no llegaron a cantarlas.
Las mujeres en general somos bichos fuertes, resistentes al dolor, capaces de llorar hasta secarnos, de ordenar el caos en cajitas y distribuir el peso en las valijas para hacerlo soportable, de caminar por la vida en tacos altos y levantarnos de cualquier caída.
Te prometo que el día menos pensado, cuando llores todas las lágrimas que no sabías que tenías, vas guardar tu dolor en su correspondiente caja, vas a meterlo en la valija para llevarlo a cuestas sin que te tumbe y vas a volver a sonreír. Y aunque no lo puedo jurar, creo adivinar que esa sonrisa tuya un buen día se va a encontrar, como en un espejo, con la sonrisa plena de alguien que, sin ser exactamente igual a vos ni a ese bebé que nació dormido, se les parecerá bastante.
Autora: Natacha Matzkin